La culebrera pechinegra, el águila culebrera más social

Las cálidas y, en muchas ocasiones, semidesérticas praderas africanas son hogar de numerosas especies de reptiles que adoran el sol y el calor reinantes en ellas, como animales de sangre fría que son. Es un hecho bien sabido por los humanos y, naturalmente, por sus depredadores, entre los que se cuentan la práctica totalidad de águilas culebreras del mundo, rapaces muy bien adaptadas para la caza de estos seres.

En este blog se ha hablado del águila culebrera europea, que acude a estos lugares a pasar el invierno, y del águila culebrera cenicienta, especie exclusiva del continente africano; esta vez hablaremos de una rapaz también netamente africana y bastante poco conocida por el público en general: la culebrera pechinegra.

A primera vista, esta águila parece una especie de cruce entre el águila culebrera europea y la también africana (y mucho más poderosa) águila marcial, con su cabeza gris, su pecho y alas también grises y su vientre blanco; con sus 65 cms de longitud, como una gaviota grande, se asemeja a una versión “en miniatura” del águila recién citada. Suele pesar entre 1 kilo y 2 kilos y medio, y como sucede con todas las demás rapaces diurnas, la hembra es mayor que el macho. Los juveniles son de un color más o menos rojizo. Es rasgo común en esta y en el resto de águilas culebreras la disposición binocular de los ojos y la forma de su cabeza, bastante ancha, dándole todo ello cierto aspecto de rapaz nocturna.

Esta especie guarda tantas similitudes con las otras águilas culebreras que durante un tiempo se consideró como una subespecie del águila culebrera europea. En la actualidad se piensa que está estrechamente emparentada con esta última águila y con el águila culebrera sudanesa (Circaetus beaudouini), pero formando una especie aparte.

Culebrera pechinegra adulta, foto de Christian Viel

Culebrera pechinegra, inmaduro. Foto de Christoph Moning

No le gustan los bosques

El hábitat de la culebrera pechinegra está en las sabanas, los campos poblados de matorrales y las zonas semidesérticas, y con frecuencia cerca de ríos y lagos, pero siempre evita los bosques y áreas montañosas, al igual que hace su pariente, el águila culebrera cenicienta. Probablemente, la razón estribe en que en las áreas despejadas sea mucho más fácil divisar a sus reptilianas presas, aparte de maniobrar en el aire.

Tal y como se ha dicho anteriormente, es una especie exclusivamente africana, y su área de distribución se extiende desde Sudán, país que ocupa la zona más septentrional, hasta Sudáfrica, como el punto más meridional. Por algún motivo no está presente en la República Democrática del Congo, y tampoco se la ha visto en Madagascar.

Una rapaz que no anida en un mismo lugar

A esta especie se la ha descrito como “parcialmente migratoria”, lo cual quiere decir que es sedentaria en algunas zonas mientras que en otras (como el Alto Veld, una zona alta de meseta de Sudáfrica que incluye el área metropolitana de Johannesburgo) se ha citado su presencia solamente en la época no reproductiva; en otros lugares, como Zimbabwe, se ha descrito grandes grupos de esta especie durante los meses de invierno, la estación seca en África; y en Kenia, en cambio, se ha observado a parejas reproductoras migrando hacia el sur de Sudán en la estación húmeda. En cualquier caso, y por motivos todavía desconocidos por los investigadores, las parejas de culebrera pechinegra van variando de zonas de cría, incluso año tras año.

Se tienen datos de varios nidos a lo largo de diversos países, ocupados en diferentes meses del año, por ejemplo Somalia (se encontró un huevo en Diciembre), Zambia (muchos nidos conteniendo 1 huevo desde Febrero hasta Septiembre), Malawi (uno de los nidos tenía algún huevo entre Mayo y Julio y otro entre Octubre y Diciembre), Zimbabwe (varios nidos ocupados desde Febrero hasta Diciembre), y Sudáfrica (donde se han encontrado puestas a lo largo de todo el año, principalmente durante el invierno). Todos estos datos se han ido recopilando desde 1980 hasta 2008.

El nido consiste en un sencillo conjunto de ramas, bien escondido, eso sí, entre vegetación, en lo alto de un árbol de discreto tamaño. La puesta es de normalmente 1 solo huevo, y es la hembra la que lo incuba durante unos 52 días, mientras el macho le trae el alimento. El polluelo permanece en el nido unos 3 meses antes de echar a volar.

Culebrera pechinegra con su polluelo

Un águila que vive en paz consigo misma y las demás

El águila culebrera pechinegra vive normalmente de forma solitaria, pero en ocasiones (al menos, fuera de la época de reproducción) se reúne en grupos de hasta ¡200 individuos!, algo único entre las águilas. Pero no sólo se lleva bien con sus congéneres, sino también con el águila culebrera cenicienta, pues se la ha visto compartir posaderos. Como buenos vecinos, vaya.

De hecho, en ciertas ocasiones se ha mencionado que esta especie ha llegado a formar parejas mixtas con el águila culebrera sudanesa (Circaetus beaudouini) en Kenia, y con el águila culebrera europea (Circaetus gallicus) en Etiopía. No se menciona que hayan tenido descendencia fértil o no, por otra parte.

Una hábil cazadora de presas varias

A diferencia del águila culebrera europea, que se alimenta casi por entero de ofidios, y más en sintonía con el águila culebrera cenicienta, la dieta de la culebrera pechinegra se compone no sólo de serpientes, sino también de camaleones, roedores, lagartos, ranas y grandes insectos; incluso se la ha citado atrapando peces. Con todo, la mayor parte de sus presas son serpientes, incluyendo especies venenosas de menos de 80 cms como la culebra de Forskal (Psamnophis sibilans).

Sus técnicas de caza son variadas, bien desde un posadero, en pleno vuelo, volando a ras de suelo o incluso cerniéndose (al estilo de un cernícalo) para luego abalanzarse sobre su presa; de hecho, se ha dicho que es la especie de mayor tamaño capaz de emplear esta técnica. Es incluso capaz de engullir serpientes en pleno vuelo (y así se ha mostrado en afortunadas fotografías). También se la ha observado sacando provecho de incendios en los herbazales, atrapando a las pequeñas criaturas que huyen despavoridas del fuego.

Culebrera pechinegra con una cobra del Cabo. Foto de Copper-happyasacupcake

No se la considera en peligro

Su estado de conservación está catalogado por Birdlife Internacional como de “Preocupación menor”. Su situación es muy similar en este sentido a la de su pariente el águila culebrera cenicienta, con una población estimada de entre 10.000 y 100.000 individuos (cifra en 2001), considerando su área de distribución, bastante extensa, y con poblaciones mayores en áreas protegidas, aunque sus poblaciones varían mucho de un punto geográfico a otro; por ejemplo, en Suazilandia se contabilizaron 10 individuos (en 1994), mientras que en Mozambique y en 2005 la población estimada era de unos 2.000 ejemplares.

Como causas de muerte, se han citado por ejemplo dos ejemplares muertos por ahogamiento en un pantano, otro por disparos, y otros dos por electrocución. Todas ellas siendo causas de muerte tristemente habituales entre las rapaces.

En mi modesta opinión personal, harían falta más estudios y más actualizados sobre esta especie, que es muy poco conocida por otra parte; la mayor parte de los datos que he visto sobre ella son bastante antiguos, y todos ellos de antes de 2010. Con todo, lo que ya se sabe de esta misteriosa y espléndida especie es, cuanto menos, llamativo e interesante.